viernes, junio 09, 2006

Malditas turbulencias

Estoy a pocas horas de subirme a un avión, para hacer un viaje que me importa mucho y que vengo planeando desde hace meses. Estoy a punto de empezar unos días que sé que serán increíbles y no puedo alejar un pensamiento de mi cabeza que no me deja en paz...

¡Odio los aviones! Lo dije y qué. Los odio. Y me conozco las estadísticas de memoria. Que morirte atropellada en la esquina o en un choque de autos es un millón de veces más probable que un avión se caiga en plena cordillera.

Lo sé. Mi cabeza sabe que las turbulencias son para los pilotos, como pasar de una autopista a un camino de tierra. Es decir: NO ES TEMA.

Lo sé. Sé que los que manejan estos pájaros, conocen su máquina como uno conoce su auto o su bicicleta mientras va a cargo del volante.

Lo sé. Se que toda la tripulación, incluida alguna azafata aventajada, sería capaz de llevarnos a tierra si es que nos intoxicáramos todos a borda y nos salieron huevos por la boca (alguien se acuerda de "¿Y dónde está el piloto?").

Sé que las máquinas están probadas con el doble del peso que pueden llevar y con conductores con vendas en los ojos.

Pero todos esos pensamientos se desvanecen de mi mente al primer temblor de la máquina. Todas las estadísticas, los números, las probabilidades se convierten en vapor, y como vapor, desaparecen de mis asustadas neuronas mientras mis manos se aferran al borde del asiento o al infeliz compañero que eligió sentarse a mi lado, esperando una conversación amigable.

Me reconforta saber que no soy la única. Aunque suene egoísta y ñoño. Compartir con otros pasajeros asustados, me da la razón a mis temores y me convence de que, a pesar de los saltos, llegaremos a tierra sin contratiempos.

Una vez más pienso que debería controlar más mi mente, que tendría que haber hecho ese curso de yoga para aprender a relajarme mejor, que esa vez que me ofrecieron reiki, no debería haber dudado en alinear los chacras (sean lo que sean), para ver si lograba un autocontrol, que el armonyl, tomado en abundancia, tal vez hubiera sido una alternativa fácil y accesible.

Ya es demasiado tarde para todo eso. Yo y mis pequeños (y absurdos) temores, deberemos subirnos, una vez más, al avión, poner una cara sonriente y cruzar los dedos para que el piloto anuncie por el alto parlante que "se espera un vuelo tranquilo, relájense y disfruten de nuestra atención a bordo...".


10 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vero, no me pongas nerviosa, que desagradable, se supone que soy la valiente del grupo. Ojalá vaya alguien famoso en el avión, eso me hace pensar que no se puede caer, no con Don Francisco arriba (J. Kennedy jr. y Carolyn Bessette estaban condenados a la tragedia, sólo una excepción). De Nelson Mauri para arriba califica.
Titi

9:26 a. m.  
Blogger Mis Nuevos Aires said...

Pucha.. comparto 100% los temores.. pero ánimo!
mastica chicle.. lleva un buen libro para leer..

Suerte!!!!

10:42 a. m.  
Blogger Cuqui said...

Nada que un buen vodka no pueda solucionar jejeje...

2:20 p. m.  
Blogger Javier Sanfeliú said...

la otra vez conocí a un piloto de avión comercial. En el Liguria. El hombre se tomó cuatro ron cola. Yo, pese a que no le tengo ni un miedo a volar, le pregunté "oiga y usted toma así no más? acaso usted no es piloto de avión?" Me miro y me dijo "yo también soy pasajero cuando vuelo, amigo mío. Los que vuelan están en tierra, manipulan los vuelos desde una sofisticada maquinaria computacional y uno está para sólo enfrentar las turbulencias, que no son más que calamina en la calle para un bus, y sin tránsito, es decir, menos peligroso que la costanera norte, y claro, aterrizo y despego... entonces, no me huevee que no soy astronauta y pidamos otro ron". No sé si te calma saber que los pilotos son tan curados como otros, pero las probabilidades de que suba encañado al avión son cero. Disfrute, j

2:18 p. m.  
Blogger camafeo said...

Bon voyage!!!

Y tómate un calmante... cero rollo.


BEsos,
Fco.

7:56 p. m.  
Blogger Vero said...

Nota de la Redacción:
La autora ya se encuentra en casa sana y salva, y pese a que fuertes vientos en contra amenazaban con un vuelo bastante movido, la realidad fue que cruzamos la cordillera de ida y de vuelta sin contratiempos.
A pesar de esto, creo que jamás volar será un trámite para mí. Una lástima.
v.

7:05 a. m.  
Blogger Shidi ! said...

Bueno, que bueno que ya volvió sana y salva. A mí me encantan los aviones. Será porque me gusta viajar y no lo hago muy seguido :(
Pero casi, casi me traspasaste la fobia al vuelo jijiji
salu2
Shidi !

10:22 p. m.  
Blogger Miguelito said...

Hola Vero:
No te comentaré mucho del viaje. Si la grata sorpresa que fue leerte escribiendo sobre chocolates. Y teniendo 27 años soy de los que sigo abriendo las puertas del auto y camino en el lado de la calle de la vereda. Me lo enseñaron desde chico.
Saludos.
B.

6:01 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ver para creer...Cuando vas a subir mas fotos para poder comprobar que eres tu quien escribe y no algun impostor, delincuente internacional que volvio a Chilito usando tu indentidad?????????
Flaca

2:07 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

osea, fue como leerme a mi misma; tal cual. También me conozco las estadísticas, también sé qué es lo más seguro, yadda-yadda-yadda (como decían en seinfeld), pero también sé que los que nos dan recomendaciones sobre cómo calmarnos debieran saber que si hubiera como evitar la ansiedad, ya lo hubieramos hecho. Ojo que probé con la hipnósis... y me funcionó!!! Viajé de scl a europa sin temores tranqui, tranqui... ofrezco el dato, y es barato.

12:12 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home